La celebración de hoy se estableció en medio de las turbulencias del siglo XX, para recordar al mundo que es Jesucristo a quien debemos nuestra lealtad final.
Nuestro mundo sigue en caos, algo que se confirma solo con mirar las noticias.
Ahora más que nunca, tenemos que reconocer a Jesucristo como Señor y rey de nuestros corazones y vidas.
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